Escribir, escribe cualquiera.
Pero contar una historia y que se sienten a escucharte, ya es más difícil ¿no?
No basta con decir: «Oye, vendo esto. Es así, asá y asó. Cuesta tanto. Toma.»
Porque las personas estamos hartas de que nos avasallen con anuncios, promociones y ventas a puerta fría, templada y caliente.
Sin embargo, todos tenemos algo que vender.
Ahí es donde entran en juego las palabras. Puedes usarlas a tu favor o en tu contra.